El científico Arkaitz Carracedo, del CIC BIOGUNE de Bilbao, ha recogido hace escasos momentos el VII Premio Nacional de Investigación en Cáncer Doctores Diz Pintado, de la Fundación de Investigación del Cáncer de la Universidad de Salamanca (FICUS)- Centro de Investigación del Cáncer (CIC), en reconocimiento a su trayectoria en el área oncológica como el mejor joven investigador español.
Y es, sin duda, uno de los mejores, también “a nivel europeo y a nivel mundial”, como aseguró el director del CIC, Eugenio Santos, que acompañó al premiado durante la rueda de prensa previa a la ceremonia de entrega con motivo de la festividad de Santo Tomás de Aquino; con la presencia destacada también del rector de la USAL, Ricardo Rivero, la vicerrectora de Investigación y Transferencia, Susana Pérez Santos, y el secretario del premio, Nicolás Rodríguez.
La pena es que éste sea un premio “raro” porque no hay muchas iniciativas “para reconocer la investigación y acercarla a la sociedad”, aseguró Carracedo, con la humildad de añadir que ha estudiado “con compañeros iguales o mejores que yo en un contexto poco propicio, porque yo en 2010 aproveché el último tren, una de las pocas oportunidades antes de una crisis qe ha profundizado en la brecha del escaso apoyo a la investigación”.
Por eso, agradece y resalta la importancia de este premio en un país con un “mecenazgo muy por debajo de los países de nuestro entorno”, lo que obliga también a los jóvenes investigadores a “ser visibles, evitar los picos de información que generan ilusión y luego decepeción, debemos explicar qué es el cáncer, cómo se investiga, y si hemos descubierto un cambio metabólico que favorece la metástasis, decir que esto nos abre la capacidad de poder curarlo en el futro, pero no podemos ser cortoplacistas”, añadió. Para pedir, finalmente, un “salto cualitativo” en el proceso investigador, que primero dé la oportunidad, con fondos, financiación, pública y privada, y así luego generar esa capacidad de retorno para mejorar la calidad de vida en la sociedad.
“Yo sólo represento el resultado del apoyo de muchos grupos de investigación, lo que me hace reforzar la responsabilidad de hacer una investigación de calidad, colaborativa, para mejorar la calidad de vida de las personas, y también comunicarla, trabajando paso a paso, reforzando las sinergias para responder a las preguntas que tenemos por delante, ir comunicando los avances en tiempo real y lograr la adherencia de la sociedad a la investigación”.
España va “cuesta abajo”
“Lucida exposición”, como apuntó el rector, de Arkaitz Carracedo, que pudiera parecer un “rara avis”, pero no lo es. “Tenemos muchísimos jóvenes investigadores de primer nivel”, añadió Santos, de hecho entre 12 tuvieron que elegir para este premio, el problema está en la falta de fondos, en una situación que va “cuesta abajo”, necesitada de más financiación competitiva, “deberíamos estar en el 2 o 3% del PIB y apenas superamos el 1%”, por no hablar de que becas en países como Estados Unidos pueden llegar a los dos millones de euros, y “aquí son de 200.000 en el mejor de los casos”.
A la espera, entonces, de un cambio en las políticas y en la sociedad a favor de un compromiso necesario y de futuro con la investigación, “hoy premiamos a Arkaitz Carracedo por su trayectoria, que todavía tiene mucho recorrido, para seguir dando respuesta a uno de los grandes desafíos de las sociedades contemporáneas, y con el que la USAL está comprometida, con grandes profesionales que luchan cada día para prevenir, frenar y curar el cáncer, desde el CIC o desde el Ibsal, con Juan Jesús Cruz o Rogelio González Sarmiento”, en palabras del rector, Ricardo Rivero.
Alteraciones metabólicas de los tumores
Y, por supuesto, Eugenio Santos, quien en nombre del jurado de esta VII edición del “premio más prestigioso de nuestro país en oncología para los jóvenes investigaciones”, elogió la destacada trayectoria de Carracedo, desde 2010 ya dirigiendo un laboratorio propio en el CIC BIOGUNE de Bilbao, y previamente con presencia destaca en grupos postdoctorales en Nueva York o Boston, siendo uno de los pocos españoles en conseguir la beca ERC starting Grant en 2013. Su enorme aportación ha sido dar un paso más en el campo de la genómina investigando las alteraciones metabólicas de los procesos tumorales debido a los cambios genéticos, un trabajo de gran utilidad como demuestra sus numerosas publicaciones en revistas tan prestigiosas como Nature (2017) o Cancer Research (2017) por citar lo más reciente.
Su laboratorio se centra en diferenciar las células normales de las células tumorales viendo los cambios en su metabolismo, para así poder realizar una estratificación de los pacientes y ver su evolución, hallando nuevas dianas terapéuticas y nuevos tratamientos, “avances muy significativos y de importancia trasnacional”, y más en concreto, “ha definido esta vunerabilidad metabólica en cáncer de próstata o de mama, concretar esos cambios metabólicos de los tumores es muy útil no solo para el conocimiento científico básico sino también para saber la posibilidades de que un paciente desarrolle metástasis”, añadió Eugenio Santos.
Este avance responde, como explicó también Carracedo, al cambio cualitativo que suponen las nuevas tecnologías para la investigación, “que ya nos permite mirar a nivel molecular el cáncer, ver los fallos que han dado las células para que sean cancerígenas, dando lugar a cientos de enfermedades por su origen y por su forma de ser tratatas, lo que nos permite también poder catalogarlas y personalizar el tratamiento”.
Lo explica, incluso, con un ejemplo esclarecedor en su afán por acercar a la población en general la importancia de la investigación. “Es como hablar de una embarazada que come lo mismo que una mujer que no lo está, pero su alimento se direcciona de otra manera”, explica, y así pruebas como la tomografía por emisión de positrones o PET “nos permiten identificar estas células tumorales que necesitan más azúcar para seguir creciendo”.
Con todo, se trata de averiguar “como nuestra propia alimentación puede influir en el crecimiento de un tumor, y aplicar fármacos contra la forma que tienen las células cancerígenas de alimentarse, deshabilitar un tumor y lograr que sea menos agresivo”.
Porque la realidad es que de cada diez cánceres, sólo uno o dos tienen un origen genético y los otros ocho son consecuencia de nuestra vida. Hay factores de riesgo ya muy claros como el tabaco, el alcohol, la obesidad, que “hacen daño a nuestras células y aumentan su tasa de errores”, pero también la alimentación está directamente relacionada con el cáncer de hígado, y quizá con muchos más.
“Nosotros investigamos si el hecho de tener una alimentación diferente altera los condicionantes a los que está sometida la célula, en nuestro laboratorio controlamos a los ratones con una alimentación específica, vemos la asociación que existe, y así podremos trabajar en la detección temprana”, añadió el premiado.
Todo un mundo por descubrir, apasionante, y muy necesitado de mayor atención, y de nuevas aportaciones, como “la generosísima de la profesora Diz Pintado, que compartió con nosotros este acto en los primeros años, y aunque hace dos años que ya no está, seguiremos cumpliendo su legado a favor de la investigación contra el cáncer por parte de jóvenes investigadores”, tal y como aseguró Nicolás Rodríguez.
Además, coincidiendo con el VIII Centenario, anunció la celebración de una actividad académica con la presencia de todos los premiados Doctores Diz Pintado para el segundo semestre de este gran año para la Universidad de Salamanca: Manuel Esteller (2011), Óscar Capetillo (2012), Eduard Batlle (2013), Joan Seoane (2014), Adolfo Álvarez Ferrando (2015), Salvador Aznar (2016) y Arkaitz Carracedo (2017).
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