Gastar el 97% de los recursos sanitarios en tratamientos, frente al 3% que invertimos en no enfermar –datos del Comisario Europeo de Salud-, cuando con la prevención se evitarían enfermedades muy prevalentes, hacen necesario un cambio de modelo, basado en los cuidados, en la prevención y en la promoción de la salud.
El próximo 12 de mayo se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Enfermería con el lema elegido para esta ocasión: Enfermería, una voz para liderar-La salud un derecho humano. Las enfermeras y enfermeros tenemos la responsabilidad de liderar este cambio de modelo, para que nuestra sociedad sea más saludable. No sólo debemos estar al lado de un paciente enfermo y su familia, sino en la comunidad, en el barrio, en la escuela, en la fábrica, en las instituciones, en aquellos lugares donde se decida sobre la salud de las personas y donde se trabaje cuidando su salud.
Las cifras en nuestro país para efectuar este cambio no son nada halagüeñas. Faltan profesionales de Enfermería. En Europa los profesionales sanitarios están repartidos en un 29,06% de médicos/as y un 70,94% de enfermeros/as, lo que se considera –el 30 / 70– un reparto eficiente de los profesionales. En España, en el año 2013 teníamos un 42% de médicos/as y un 58% de enfermeras/os, pasando en 2017 a un 47% de médicos/as y 53% de enfermeras/os (Health at a glance 2017, OCDE). Estos datos nos indican el grado de inmersión en un modelo muy medicalizado, basado en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades.
Las grandes inversiones se producen en tecnología. En costosísimos equipos que son capaces de detectar pequeños tumores, en robots que ayudan al cirujano a intervenir con una enorme precisión y en farmacia, con medicamentos capaces de arruinar el más saneado sistema de salud por sus elevados precios, pero nunca la inversión se realiza en el cuidado de la salud para evitar esos gastos tan elevados, ni en educar para que la ciudadanía, desde la escuela, aprendamos a vivir de una forma saludable, adquiriendo unos hábitos que eviten en lo posible enfermar.
La combinación indispensable de incidir en los determinantes de salud, con políticas que minimicen el riesgo de enfermar y un adecuado cuidado de las personas, permitirían la existencia de una sociedad saludable y equitativa.
La Enfermería, como profesión dedicada a los cuidados, tiene un rol importante en este cambio. Es responsabilidad de los gestores dotar de recursos enfermeros suficientes para que la salud de la población esté adecuadamente atendida, y es nuestra responsabilidad comenzar a asumir nuestro papel en el cambio de modelo, desde posiciones de liderazgo.
Hoy, cuando el sistema de salud comienza a resquebrajarse por los múltiples ataques inferidos desde posiciones interesadas, los enfermeros y enfermaras tenemos una gran responsabilidad social. La ciudadanía nos necesita, no sólo si enferma, también nos necesita en la defensa de una sociedad más justa, entendiendo el sistema de salud desde una visión centrada en las personas y en la comunidad y comprendiendo que la salud es un derecho humano y no un negocio. Cuidar a la población es nuestro reto.
Mi homenaje, desde esta columna de opinión, para las enfermeras y enfermeros de este país que, a pesar de las dificultades, luchan día a día por mejorar nuestra salud desde diferentes ámbitos.
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