Mi intención para la columna de hoy era centrarme en los riesgos que puede generar un exceso indiscriminado de actuaciones médicas, pero la actualidad se impone y mi compromiso con la defensa de la Sanidad pública, ante las últimas noticias publicadas en nuestra ciudad, me ha decidido a posponer la idea original y centrarme en analizar lo que está pasando en Salamanca.
El pasado día 8, en un titular del periódico digital Redacción Médica se podía leer un comunicado de la Plataforma de Salamanca por la Defensa de la Sanidad Pública (PSDSP) en la que se afirmaba que los pacientes y los facultativos de Castilla y León “están observando una mejora del sistema sanitario público”, y que “hemos constatado una mejora en la transparencia al facilitarse datos reales de las listas de espera”.
Estas opiniones han servido al consejero de Sanidad para sacar pecho y afirmar sin rubor que las cosas están mejorando en la asistencia sanitaria en nuestra ciudad.
También el gerente de Atención Primaria se congratula porque el número de consultas atendidas por los médicos de Familia de nuestra provincia ha disminuido en casi medio millón en relación con las atendidas el año pasado, y relaciona esta menor demanda con la implantación de la tarjeta electrónica para la dispensación de medicamentos.
Pero, ¿es verdad que los pacientes y los profesionales estamos satisfechos por las “mejoras”? Vayamos por partes.
Es cierto que las Mareas Blancas que están teniendo lugar en Salamanca y en Castilla y León ponen nervioso al consejero y le obligan a ceder ante alguna de sus reivindicaciones. Así, en algunos servicios hospitalarios, las citas para consultas se dan a los pocos días de la solicitud, pero estas citas tienen un retraso de más de un año. ¿Es una mejora que tras solicitar cita para Oftalmología, por ejemplo, te programen para dentro de 15 meses? Y esto es en una especialidad en la que se cumple con esta prometida trasparencia, porque seguimos con servicios en los que los pacientes no saben en qué situación se encuentran, si esa revisión que les indicaron que sería para determinado mes está en algún registro o se ha perdido en el totum revolutum que parece que acampa en algunos servicios.
La PSDSP mantiene una línea abierta para recoger las quejas de las y los trabajadores y pacientes y, así, de vez en cuando, ante estas denuncias, se consigue que el consejero se preocupe y afirme que se investigará lo que está pasando, por ejemplo con la situación de la lavandería del hospital. Incluso en los últimos días ha decidido decapitar al director de Asistencia Sanitaria para acallar el malestar de profesionales y pacientes por uno de los motivos que más indignó a la población de Salamanca: derivar operaciones a hospitales públicos de nuestra Comunidad.
¿Y en Atención Primaria? ¿Estamos satisfechos profesionales y pacientes? ¡Cómo podríamos estar satisfechos si cada día el sistema informático nos bloquea la consulta! La maravillosa receta electrónica puede que tenga algo que ver en la disminución de asistencia de algunos pacientes, pero la realidad es que nos entorpece diariamente la consulta, y como ya dije en otro artículo, ahora tenemos otra patología, “el síndrome de la receta enferma”, porque en muchas ocasiones necesita ser renovada cada tres meses, se desactiva sin motivo aparente y es obligatorio que el sistema informático funcione, y últimamente nuestro querido Medora ha decidido que no quiere reconocer esta función, con lo que se suma al ya cronificado mal funcionamiento del sistema.
Es bueno que la Plataforma comunique sus logros, pero la realidad es tozuda y vemos que las listas de espera hospitalarias, tanto para consulta, pruebas diagnósticas o quirúrgicas, se mantienen en unos límites inadmisibles; las plantillas no se han repuesto; también hay listas de espera en Atención Primaria; el sistema informático es insuficiente; la Sanidad rural está discriminada; se sigue concertando con la Sanidad privada; los servicios generales están externalizados… Por todo ello, la Plataforma de Salamanca en Defensa de la Sanidad Pública, junto con las PDSP de Castilla y León, se juntará en Villalar el 23 de abril para seguir reivindicando el derecho fundamental que es el derecho a una Sanidad pública para todos y todas.
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