Yo nunca he sido partidario de pedir dimisiones, porque la experiencia me dice que “otro vendrá que bueno lo hará”, por lo que hago siempre hincapié en que lo importante son las políticas que se hacen, independientemente de la persona que las aplique, aunque en nuestro caso bien merecemos otra persona que, por lo menos en las formas, nos tenga un poco de respeto.
La política sanitaria que pedimos la ciudadanía se basa en cuatro pilares: Sanidad pública, prevención y promoción de la salud, universalidad y participación de las personas en lo que más nos importa, que es nuestra salud.
Cuando hablamos de Sanidad pública, queremos decir que la financiación, la gestión y la provisión de servicios sea pública. Las inversiones tienen que ir encaminadas a financiar nuestros hospitales y nuestros centros de Atención Primaria, nunca hacia la Sanidad privada con derivaciones.Tiene que estar financiada con los Presupuestos Generales, y éstos tienen que ser suficientes para permitir unas plantillas adecuadas para atender las necesidades de la población, para tener un número de camas abiertas que puedan hacer frente a las listas de espera y que eviten el copago farmacéutico a nuestros pensionistas.
La gestión pública tiene que revertir la privatización del hospital de Burgos y de todos los servicios hasta el momento privatizados, siendo pública cualquier provisión de servicios en nuestros hospitales y centros de salud.
La política sanitaria debe basarse en la prevención y la promoción de la salud, con programas que intenten evitar que las personas enfermen, así como una educación para la salud desde edades tempranas, siempre poniendo en valor la salud y su protección.
Es necesaria la derogación del R.D. 16/2012 para recuperar la universalidad de la Sanidad pública y unificar las carteras de servicios que eviten los copagos sanitarios.
El último pilar, muy importante y hoy olvidado, es la participación y el empoderamiento de la ciudadanía en temas de salud, hoy en manos de los políticos, la industria y los profesionales. Si somos el objetivo de las políticas sanitarias, queremos participar en la toma de decisiones.
Los gritos en las calles piden una reversión de esta política sanitaria que ha fracasado y no ha resuelto ni los problemas de salud ni las necesidades asistenciales de la población. La Consejería de Sanidad requiere un relevo inmediato en sus dirigentes y gestores a todos los niveles. Son necesarias personas que realicen una política sanitaria pensada para resolver los problemas; si esto no ocurre, las ciudadanas y ciudadanos no lo olvidaremos cuando estemos frente a las urnas.
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