La Universidad de Salamanca, desde el Servicio de Asuntos Sociales, imparte estos días un curso sobre ‘Habilidades prácticas para la vida cotidiana: transición a la vida adulta’, dirigida a personas mayores de 16 años con autismo de alto funcionamiento o síndrome de asperger, así como a sus padres, tutores o familiares. En esta ocasión participan 26 familiares y 18 jóvenes llegados de toda España bajo la dirección de los profesores Ricardo Canal Bedia y María Victoria Martín Cilleros.
En sesiones de mañana y tarde, tanto los jóvenes que participan (mayores de 16 años) y sus familiares, asisten a talleres sobre temáticas como la discriminación de este colectivo, las relaciones sociales, los retos de la vida adulta en las personas con asperger o el uso de la tecnología para mejorar la calidad de vida, así como el reto de la solidaridad en tiempo de crisis, entre otros. Ricardo Canal es uno de los directores del curso, que cumple la undécima edición, “con el objetivo de proporcionar a los chicos habilidades para hacer frente a los retos cotidianos“. Al respecto, recuerda que los chicos con síndrome de asperger, o trastorno de espectro autista, “suelen ser gente muy inteligente pero con pocas habilidades prácticas, digamos que son inteligentes pero no son listos y pueden ser capaces de hacer tareas muy complicadas pero a veces cosas tan sencillas como resolver un problema de que han perdido el autobús y tienen que avisar a alguien les cuesta muchísimo”, subraya.
Además, Canal añade que a veces sus intereses, “que son talentos”, les absorben de tal manera que les hacen ser como muy peculiares y muy raros, “y por lo tanto, vulnerables”, por eso en este curso les enseñan ese tipo de cosas, situaciones del día a día, “porque son absolutamente inocentes, no entienden las intenciones de los demás, ellos están viviendo en un mundo totalmente trasparente para todo y eso les hace vulnerables en el mundo escolar o laboral, son los típicos chicos objeto de burla en la escuela, vulnerables”, relata.
En los días que dura este curso, aprenden habilidades sociales, como ponerse en el lugar de otros, o entender por qué las personas actúan de una manera o de otra, “entender las motivaciones de la gente, les enseñamos eso a través de estrategias del día a día y a afrontar el estrés cuando no pueden comprender porque pasan determinadas cosas o por qué no pueden hacer lo que ellos quieren hacer”, describe el director.
Un talento a reconducir
Ricardo Canal considera que hay que ayudarles a superar ese hándicap, “que es un talento, pero que tienen que saber reconducir de manera que sea algo que les ayude, no que les condicione su vida”. En las sesiones del curso trabajan por separado los jóvenes con síndrome de asperger y sus familiares, “las familias abordan temas como el empoderamiento, la concienciación o las nuevas tecnologías al servicio de la calidad de vida, y los chicos, tratamos también temas de la tecnología pero con una empresa tecnológica que contrata a chicos con asperger que se dedica a la evaluación de programas informáticos”. Por como detalle este profesor de la USAL, “ellos son personas que tienen una capacidad muy grande para percibir los detalles y les cuesta más entender las globalidades“. Y eso es algo “que se saca partido en su beneficio en el mundo laboral”, confirma.
En el primer taller del martes, los jóvenes con síndrome de asperger participan en un debate sobre el tema de la discriminación, con un sociólogo que moderaba la mesa redonda. La otra directora del curso, María Victoria Martín Cilleros, confirmaba que el objetivo era ver su punto de vista al respecto, “y que ellos luego comprendan que otras personas pueden tener otro punto de vista y frente al suyo, que es quizás una de las características de las personas con síndrome de asperger”.
La segunda parte de la mañana, como detalla esta responsable, está dedicada a mejorar las relaciones sociales, de la mano de dos profesionales: Javier Caballero y Milagros Benavente, “que trabajan con nosotros y es la parte que más les gusta, donde les ponen en situaciones del día a día, del tipo, cómo harías aquí, y qué se te ha pasado por la cabeza, y por las tardes hacemos actividades complementarias, que llamamos sociocomunitarias que también tienen un carácter práctico, por ejemplo, nos vamos a ir esta tarde a una actividad, y lleva una planificación, saber lo que me tengo que llevar, y ayer por ejemplo era una salida que nos íbamos a un museo, qué me puede llevar, cómo quedar, dónde y le hacemos lo típico que aquí en Salamanca, de quedar debajo del reloj”.
Este curso, con diez ediciones anteriores, en un principio fue pensado para lograr una toma de contacto con la Universidad, “un curso puente para conocer la facultad, la primera semana de julio, que todavía hay ambientillo, pero no es ese agobio de clases llenas, de gente por los pasillos, pero si pueden ver ambiente”. De hecho, confirma Martín Cilleros, algunos asistentes del curso han estudiado en la Universidad de Salamanca su carrera, “que siempre son apoyados desde Asuntos Sociales, que se encarga de hacer un seguimiento a ese alumno”.
Una apuesta por inclusión
Y a la hora de buscar soluciones a la vulnerabilidad que sufren las personas con síndrome de asperger, esta directora del curso considera que todos tenemos un poco de culpa, “porque cuando hablamos de inclusión no es solo para algunas personas con discapacidad, es para todos en general, para aquel que tiene un aspecto diferente o no lo tiene, o un desarrollo típico que sobresale, es que tienes que abarcar todo, porque todos formamos un ente”. Asimismo, reconoce que ahora cada vez se conoce más el síndrome de asperger, “es más respetado, se tiene menos miedo y vamos avanzando poco a poco”.
María Victoria Martín Cilleros considera que hay que empezar desde abajo, desde la simiente, “desde los niños, en las aulas, hasta desde infantil, es necesario tener un profesorado que esté concienciado, que tenga ese tipo de filosofía, que le apoye y ayude las leyes educativas para poder hacer una inclusión educativa”. Esta especialista admite que son muchos engranajes, “hay algunos que se van acoplando y otros no”. También señala que las personas con síndrome asperger “tienen una forma diferente de ver el mundo y hay veces que me gusta más su mundo, son más claros y más sinceros y no se complican tanto la vida“. Para ella, estos chicos son muy interesantes, “a veces con ellos me siento muy inculta porque se ponen hablar de temas y a veces ves la capacidad de conocimiento que tienen que a lo mejor no te lo expresan de la manera que tu lo harías pero te aprecian, les ves sus detalles, cosas, cada uno es diferente”.
Recordamos que SALUD A DIARIO es un medio de comunicación que difunde información de carácter general relacionada con distintos ámbitos sociosanitarios, por lo que NO RESPONDEMOS a consultas concretas sobre casos médicos o asistenciales particulares. Las noticias que publicamos no sustituyen a la información, el diagnóstico y/o tratamiento o a las recomendaciones QUE DEBE FACILITAR UN PROFESIONAL SANITARIO ante una situación asistencial determinada.
SALUD A DIARIO se reserva el derecho de no publicar o de suprimir todos aquellos comentarios contrarios a las leyes españolas o que resulten injuriantes, así como los que vulneren el respeto a la dignidad de la persona o sean discriminatorios. No se publicarán datos de contacto privados ni serán aprobados comentarios que contengan 'spam', mensajes publicitarios o enlaces incluidos por el autor con intención comercial.
En cualquier caso, SALUD A DIARIO no se hace responsable de las opiniones vertidas por los usuarios a través de los canales de participación establecidos, y se reserva el derecho de eliminar sin previo aviso cualquier contenido generado en los espacios de participación que considere fuera de tema o inapropiados para su publicación.
* Campos obligatorios