El doctor Luis Montes, presidente de la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD), ha fallecido este jueves tras sufrir un infarto mientras se dirigía a Molina de Segura para participar en una conferencia como representante de la entidad, desde la que trabajaba de forma incansable “por los derechos y las libertades al final de la vida”.
Así lo confirmaba hace pocas horas la DMD, colectivo que presidía desde 2009 y a través del cual canalizaba su lucha por la despenalización de la eutanasia, el acceso universal a los cuidados paliativos y a la sedación, siguiendo el principio -recogido en los estatutos de la asociación- de “promover el derecho de toda persona a disponer con libertad de su cuerpo y de su vida y a elegir libre y legalmente el momento y los medios para finalizarla, y defender el derecho de los enfermos terminales e irreversibles a, llegado el momento, morir pacíficamente y sin sufrimientos, si éste es su deseo expreso”.
El doctor Montes nació en la localidad salmantina de Villarino de los Aires (Arribes del Duero) hace 69 años. Licenciado en Medicina y especialista en Anestesia y Reanimación, fue director médico del Hospital La Paz de Madrid, y en noviembre de 1986 llegó al Hospital Severo Ochoa de Leganés, donde ocupó la plaza de jefe del Servicio de Anestesiología. En el año 2000 fue nombrado responsable de Urgencias de este centro hospitalario, hasta que fue destituido por el conocido como caso Leganés, a raíz de una denuncia anónima hecha pública en la primavera de 2005.
La acusación insistía en una situación investigada y archivada dos años antes, y hablaba de 400 muertes vinculadas a supuestas sedaciones irregulares de enfermos en situación terminal ocurridas en el servicio que coordinaba el doctor Montes. Posteriormente, las sospechas quedaron reducidas a cuatro casos, y casi tres años después, la Audiencia Provincial de Madrid no sólo confirmaba el archivo de esta causa, sino que ordenaba que se eliminaran las referencias a una mala práctica médica en las anteriores resoluciones judiciales.
El especialista siempre mantuvo que el asunto había surgido de forma interesada, “con premeditación y alevosía”, y lo cierto es que en la auditoría realizada con anterioridad a la polémica creada a partir de la denuncia anónima se había descartado la mala praxis, e incluso el Comité de Ética había alabado el trabajo realizado por el equipo de Luis Montes con los enfermos.
De hecho, la única acusación particular que existía sobre el caso se había archivado un año y medio antes con una sentencia contundente en la que se recogía que el médico que realizó la sedación “hizo lo que había que hacer” ante los graves sufrimientos que estaba padeciendo el enfermo.
“Ha sido una cortina de humo clarísima para que no se hable en Madrid de otro tema más que de este hospital, de sedaciones irregulares y excesivas, de sedaciones contraindicadas, irregularidades administrativas… Y al mes de surgir el conflicto, comienzan en Madrid los compromisos de construcción de los ocho nuevos hospitales y de gestión semiprivada, un hospital totalmente privado, una nueva zonificación sanitaria en Madrid, con 2,5 millones de habitantes sin depender de la Sanidad pública. Y no se ha hablado nada de eso en Madrid, sólo del caso Severo Ochoa. El interés económico que eso representa en el reparto del pastel económico que es la Sanidad pública creo que es clarísimo, y no hablamos en plan demagógico, sino de lo que representa ese poder económico”, manifestaba el doctor Luis Montes en una entrevista publicada en El Adelanto de Salamanca en 2008.
“Estamos viviendo ya en el siglo XXI, estamos en un país avanzado, y los fines de la Medicina tienen que ser, lo mismo que garantizar la lucha contra la enfermedad y por la calidad de vida, también por la calidad de muerte. Y es de sentido común que ese debe ser uno de los fines de la Medicina del siglo XXI: garantizar la calidad de muerte”, defendía en la misma entrevista.
Con su repentino fallecimiento, el movimiento por el derecho a morir dignamente pierde a uno de sus más firmes adalides, aunque la asociación DMD no cejará en su empeño: “Ya no estará con nosotros, pero seguiremos luchando porque todas las personas puedan ser libres hasta el final”, ha afirmado.
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