La organización internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) ha alertado hoy de que los medicamentos antirretrovirales (ARV, por sus siglas en inglés) no están llegando a los pacientes en África Subsahariana, a pesar de que hay existencias suficientes en estos países. Por este motivo, MSF solicita mejoras urgentes en la cadena de suministro de estos fármacos en la región.
Como recuerda la entidad en una nota de prensa, los nuevos objetivos internacionales en la lucha contra el VIH han avanzado hacia un enfoque más cualitativo para medir el éxito de los programas de tratamiento con antirretrovirales. La estrategia de ONUSIDA aspira ahora a alcanzar el 70% de las personas con el VIH con la carga viral suprimida para 2020. Para ello, las personas con el virus del sida deben permanecer adheridas al tratamiento de por vida, lo que supone un desafío.
Sin embargo, los medicamentos antirretrovirales “no están llegando a los pacientes en África Subsahariana, a pesar de que hay existencias suficientes”, y la falta de tratamiento “pone en riesgo la salud del individuo”, representando “una amenaza inmediata” para el éxito de los programas terapéuticos, ya que desalienta a los pacientes a continuar con el tratamiento.
Así lo pone de manifiesto el último informe de Médicos Sin Fronteras, Estantes vacíos, vuelva usted mañana – El agotamiento de las existencias de ARV socava los esfuerzos de la lucha contra el VIH, presentado en la Conferencia Internacional sobre Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual en África. Este estudio se basa en encuestas realizadas en Sudáfrica, Mozambique, Malaui y República Democrática del Congo (RDC), y muestra que la ruptura de stocks se debe “a la incapacidad de las cadenas de distribución de antirretrovirales para hacerlos llegar a su punto final”. De este modo, los fármacos están disponibles en los países, “pero no llegan a las clínicas periféricas a causa de procedimientos engorrosos, problemas logísticos o falta de recursos”.
En este contexto, las encuestas nacionales realizadas en Sudáfrica durante dos años seguidos muestran que entre el 20 y el 25% de los centros de salud locales no fueron capaces de dispensar la cantidad completa de medicamentos para el VIH y la tuberculosis (TB). En el 80% de los casos, la medicación estaba disponible en el país, pero no había llegado a las farmacias de las clínicas.
En Kinshasa, República Democrática del Congo, el 77% de los centros locales de salud encuestados sufren falta de existencias al menos una vez cada tres meses. En Mozambique, el 47% de las 17 clínicas consultadas en la capital, Maputo, y en la provincia rural de Tete habían experimentado la mismas carencias.
Malaui es el único caso donde los retrovirales llegan a su punto final, demostrando que es posible, incluso en entornos de escasos recursos, que la cadena de distribución funcione. Sin embargo, igual que sucede en los tres países analizados, Malaui sufre crisis agudas periódicas de falta de existencias por cambios en los regímenes estándar de tratamientos o por el incremento de la demanda de fármacos específicos.
“No podemos arreglar aquello que no vemos. La mayor parte de la ruptura de las existencias ocurre en silencio y los pacientes vuelven a casa con las manos vacías o con tratamientos por debajo de lo óptimo. Las carencias de medicinas en el ámbito nacional e internacional consiguen llamar la atención de donantes y gobiernos, pero la disponibilidad de fármacos en centros de salud locales no se controla de forma rutinaria y, por tanto, no se puede actuar en consecuencia, incluso aunque estos fallos sucedan regularmente y afecten a un gran número de personas”, explica Tinne Gils, farmacéutico regional de MSF.
“El sistema necesita mejorar, porque no podemos luchar con el VIH sin medicinas. Para proteger la salud individual y reducir la transmisión de VIH en las comunidades, los antiretrovirales deben tomarse de por vida, sin interrupciones. Reparar la cadena de suministro en su meta final y evaluar el acceso son condiciones básicas para que los países puedan controlar la aparición de resistencias al tratamiento antirretroviral actual, acelerar la lucha contra el VIH y poner la epidemia bajo control”, subraya el doctor Gilles Van Cutsem, coordinador médico de MSF en Sudáfrica.
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