Un grupo de científicos de la Universidad de Salamanca ha dado un paso más hacia la meta de conseguir que los implantes cocleares tengan un funcionamiento lo más parecido al de los oídos sanos. Lo ha hecho desarrollando y patentando una tecnología pionera que mejora el rendimiento de estos dispositivo en ambientes ruidosos, al reproducir el control involuntario o cruzado que cada oído ejerce sobre el contrario.
El proyecto, en el que colabora el prestigioso científico Blake S. Wilson, ha sido desarrollado por investigadores del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl) y del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario de Salamanca y financiado por la multinacional MED-EL, y es el resultado de un largo trabajo que se inició hace siete años desde la investigación básica.
Así lo ha destacado hoy el vicerrector de Investigación y Transferencia de la USAL, Juan Manuel Corchado, durante la presentación de la iniciativa, en la que también han participado la directora del Incyl, Raquel E. Rodríguez, y el investigador responsable del proyecto, el profesor Enrique A. López Poveda, quien ha destacado los aspectos novedosos de un desarrollo “muy innovador que mejorará la calidad de vida de las personas sordas o con problemas de audición, porque permitirá que los implantes cocleares funcionen mejor en condiciones ruidosas”.
Como ha explicado el profesor López Poveda, estos dispositivos permiten restaurar la audición en las personas con sordera, sin bien “funcionan como un simple receptor de sonidos”, cuando en realidad los oídos sanos no actúan “como receptores pasivos”, sino que lo hacen “de forma vinculada”. Cada uno de ellos “envía señales al cerebro”, que, a su vez, hace llegar señales de control al oído contrario. “Este control cruzado es imprescindible para poder comprender el habla en ambientes ruidosos, como bares o cafeterías, por lo que es probable que la dificultad que muestran los usuarios de implantes cocleares para comprender lo que oyen en estos lugares se deba a que los dispositivos carecen de este control cruzado, ya que funcionan de manera independiente el uno del otro”, aclara el científico.
Validado y patentado
Con el procedimiento desarrollado por el grupo de la Universidad de Salamanca -que ha sido patentado tras ser validado el pasado verano en el laboratorio del profesor Wilson (Estados Unidos)- se logra “reproducir este control retroalimentado entre los dos oídos” mediante “una nueva forma de procesar los sonidos para que la persona sorda o con déficit auditivo pueda tolerar mayores niveles de ruido sin perder la calidad de lo que oye”.
Como señala el investigador principal del trabajo, uno de los retos era validar si este nuevo modelo implicaba poder controlar la estimulación eléctrica del nervio auditivo en los usuarios de implantes cocleares, una comprobación que se inició la semana pasada en el Incyl con un paciente de León con implante bilateral (en los dos oídos), y en el que se evaluó “el umbral de ruido a partir del cual la persona percibiría de forma correcta menos de un 50% de las frases que oye”. Las pruebas, cuyos resultados fueron “igual de buenos que los observados en el laboratorio de Estados Unidos”, se repetirán la próxima semana con otro paciente.
Interés en su aplicación
Con esta innovadora tecnología se trata de dar respuesta a una de las dos principales limitaciones de las personas que recuperan la audición gracias a los implantes cocleares: la capacidad de entender cuando se encuentran en ambientes ruidosos. La segunda es la de percibir la música. En cuanto a su desarrollo a partir de ahora, Enrique A. López Poveda se ha mostrado confiado en que esta nueva forma de procesar los sonidos llegará a los implantes cocleares comercializados. “Existe un alto interés por parte de la empresa que financia la investigación por aplicar los resultados y explotar la patente, e incluso por comprar su titularidad. Yo no sé si eso será necesario o no, es algo que depende más de la Universidad de Salamanca”, ha comentado.
Para ello, será necesario desarrollar la tecnología necesaria para que los dos procesadores se comuniquen entre sí por bluetooth o radiofrecuencia, ya que actualmente esto implicaría una duración muy limitada de las baterías. “Lo que hay que conseguir son baterías más potentes o una comunicación inalámbrica entre los dos oídos sin necesidad de tanta potencia”, ha apuntado el investigador, quien ha aclarado que aplicar este procedimiento no supondría grandes inconvenientes para el usuario de los implantes cocleares, puesto que sólo habría que cambiar el procesador externo para que funcione de otra manera, sin necesidad de una nueva cirugía”.
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